Petro sugiere que los fondos depositados en los bancos privados, que en gran parte pertenecen a los ciudadanos, podrían ser empleados de manera estratégica para financiar proyectos de desarrollo y mejorar la infraestructura del país, con el objetivo de revitalizar la economía nacional.
Esta iniciativa ha suscitado reacciones encontradas. Los defensores sostienen que, en momentos de crisis económica, es necesario adoptar medidas audaces para movilizar recursos y estimular el crecimiento. Desde esta perspectiva, el uso de estos fondos podría fomentar la inversión en sectores clave, creando empleo y dinamizando la economía.
Sin embargo, los críticos advierten que la idea de utilizar los ahorros de los ciudadanos depositados en bancos privados podría generar desconfianza en el sistema financiero, lo que podría provocar una fuga de capitales o una disminución en la tasa de ahorro. Además, algunos expertos señalan que esta medida podría tener implicaciones legales y económicas complejas, que requieren un análisis profundo antes de su implementación.
El debate sobre esta propuesta continúa, mientras diferentes sectores evalúan sus posibles impactos en la economía y en la confianza del público en las instituciones financieras del país.