
Casi diez días después del crimen, se descubre un extenso manuscrito de 369 páginas escrito por el propio autor material del homicidio. En este documento, Cano González explica que el crimen fue una venganza por un supuesto procedimiento médico mal realizado por el urólogo.
En el escrito, el asesino justifica su acción como una forma de castigar al médico por las supuestas mentiras, burlas y traiciones que recibió de él. Califica al urólogo como un «vil traidor» y expresa un intenso odio hacia él, describiendo un deseo de venganza que incluye la fantasía de causarle daño físico.
El motivo del asesinato, según Cano González, fue una circuncisión mal ejecutada que le causó daño físico y malestar mental. A lo largo del manuscrito, se lee su intensa animosidad hacia el urólogo, con expresiones crudas y violentas.
El documento revela que el homicida había planeado meticulosamente el crimen y expone una serie de emociones y pensamientos perturbadores relacionados con el acto homicida.