
El 3 de abril de 1988, el corregimiento de La Mejor Esquina, en Córdoba, fue testigo de una masacre perpetrada por paramilitares. La brutalidad de los ataques dejó un saldo de 27 muertos, incluido un niño. Este hecho marcó el inicio de una ola de violencia en la región.
El grupo paramilitar conocido como ‘Los Magníficos’, bajo el mando de Fidel Castaño, fue responsable del ataque. Las víctimas, entre ellas el único profesor del pueblo, fueron asesinadas sin piedad, incluso aquellos que intentaron calmar la situación o denunciar la injusticia.
Este episodio fue solo el comienzo de una serie de masacres planificadas por exjefes paramilitares como Fidel Castaño, Henry Pérez y Adán Rojas. Se perpetraron nueve masacres en diez meses, dejando un rastro de terror y muerte en la región.
Para llevar a cabo estos actos de barbarie, los paramilitares recibieron entrenamiento militar reforzado, incluso con la asesoría de mercenarios extranjeros. La impunidad rodeó el caso, con sospechas de corrupción judicial y falta de claridad en la investigación.
A pesar de los esfuerzos por llevar a los responsables ante la justicia, la investigación quedó estancada y el caso se sumió en la impunidad. Existe un debate sobre si el crimen prescribió o no como crimen de lesa humanidad, dejando a las víctimas y sus familias en la búsqueda perpetua de justicia.